domingo, 17 de abril de 2016

SABER ESCUCHAR

Como ya os comenté, esta entrada va destinada a seguir describiendo una de las cosas fundamentales que para mí lleva consigo la palabra Enfermería. 

Una de las cosas más importante para el ser humano es sentir que es escuchado. En relación con la enfermería, el enfermero mantiene un mayor contacto personal y directo que cualquier persona dentro de la unidad de hospitalización. De forma rutinaria, el enfermero se encarga de hacer las pruebas necesarias y es ahí donde comienza a tener el primer contacto con el paciente, aquí ya empieza el proceso de “escucha activa”. El personal de enfermería esta adiestrado en habilidades sociales y de comunicación y dentro de ellas, en utilizar de una forma adecuada la escucha activa. No olvidemos que escuchamos no solamente con nuestros oídos, sino también con nuestros ojos, con nuestra mente, con nuestro corazón y con nuestra imaginación. La escucha activa consiste en atender a la totalidad del mensaje que se recibe, es decir, prestar atención no sólo a lo que se dice también al “cómo se dice”, fijándose en los elementos no verbales, mirarle, dedicarle tiempo, hacerle ver que tenemos en cuenta sus opiniones. Es evidente que de esta manera se incrementa en gran medida la capacidad para empatizar. En nuestra opinión la escucha activa constituye uno de los mejores recursos que podemos utilizar para mejorar nuestras habilidades de comunicación, contribuyendo a mejorar la calidad de las mismas y a que resultemos un interlocutor agradable para los demás. Hay que ayudar a la persona a que se sienta libre para expresarse. Para conseguirlo puede ayudar el ponerse en su lugar, es decir, establecer una relación de empatía. Demostrar al interlocutor que se está dispuesto a escucharle: se trata de adoptar una posición abierta y activa, manifestándole claramente nuestro interés y escuchándole para tratar de entenderle y no para oponernos. De esta forma el paciente se siente más seguro, le transmitimos confianza, tranquilidad y de una manera o de otra le ayudamos a que tenga más paciencia con el dolor y la enfermedad. En nuestro caso, tenemos que ser pacientes, dominar nuestras emociones y tomarnos el tiempo necesario, teniendo en cuenta del que disponemos para hablar con él y con el resto de los pacientes. 

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